lunes, 26 de febrero de 2007

Motivos

A veces la vida nos llena de motivos para olvidar. Hace irrumpir un recuerdo triste, un momento irrecuperable y podemos llegar a sentir algo parecido al odio por un instante. Y otras veces, al centro de la razón, subyacen memorias felices, caricias viajeras, y el sabor amargo del rencor es reemplazado por una tibia nostalgia que precede al olvido. Como un dejarlo ir. El veneno se extingue y sólo somos humanos, nuevamente íntegros. Yo no sé si mis heridas se cerraron del todo, pero al menos dejé de ignorarlas. Si las lágrimas no son de tristeza, quizá sean de despedida. Los duelos tienen sus propios tiempos para cada ser. Y si es importante vivirlos en plenitud es para que no queden residuos que entorpezcan una nueva ilusión futura. Cuando creímos que nos habíamos deshecho de todos los restos, siempre hay uno oculto dentro de un libro, en un cajón, en un bolsillo, para encontrarnos cara a cara con el pasado. Y por última vez.