miércoles, 13 de junio de 2007

En construcción 2

A veces me considero fuerte y exijo que los demás lo sean también. Promulgo una suerte de Ley según la cual la vulnerabilidad tiene su fecha de vencimiento y me valgo de conceptos psicoanalíticos para argumentar que es hora de dar un corte, siempre un corte a las cosas que hacen mal. Encuentro poco sentido a sentirse triste, lo veo como un deporte de ociosos. Sin embargo yo tengo muchas recaídas, pero siempre encuentro una lógica: extraño mucho a mi familia – “y… lógico, viven a 1500 km de distancia todos” - ; me fue mal en una materia – “y… es que justo me echaron del trabajo y estaba extenuada” - ; “¡me siento mal todo el tiempo!” – premenstrual -. ¿Soy tan fuerte como digo ser o es una fachada?. De algún modo la soledad puede transformarse en mi gran aliada en ciertos momentos. Aunque a veces pese, como en el caso de la añoranza, siempre vuelvo a ella y me refugio en mi. Mi casa es mi armadura y yo un bloque inquebrantable. Siempre, siempre voy a salir adelante sola. A veces la niña que en mi habita me juega una mala pasada y busca la aprobación de mamá para todos los estados, buenos y malos. Busco su permiso para sentirme mal o bien. Cualquiera sea el resultado lo detesto y es un motivo más para quejarme. Pero esas relaciones patológicas con los padres son un tema cuasi aparte.
Lo apasionante de la soledad es que tiene esa doble faceta. Puede ser cómoda o no. Puede ser inoportuna o bienvenida. Intrusa o compañera. Ante la frase hecha según la cual “para estar bien con alguien hay que primero llevarse bien con uno mismo” me siento a salvo. Sólo que a veces cuanto más autosuficiente me vuelvo me cuesta mas aceptar al otro, siempre hablando de parejas y no sólo porque a veces la soledad agarra por el lado del entorno amistoso, pero es siempre en este caso brevemente temporal.
Le pregunté a mamá claro… “¿por qué el mundo está diseñado para que necesariamente lo compartamos con otro o al menos busquemos a ese otro con quién compartir?”. Respuesta: “porque de a dos todo es mucho más fácil”. “Entonces, ¿hay que unirse para enfrentar las adversidades del mundo hostil que habitamos?.” Respuesta: “(suspiro)…Diana, compartir es lo más lindo”. Simple, escueta, reveladora. Una mujer divorciada que aun cree en el amor y en la familia lo simplifica todo. Es sencillamente más lindo compartir las cosas.

Siempre.

6 comentarios:

santic dijo...

como recien vengo de terapia y hay varios topicos en comun que he tocado y aun bailan un malambo por mi cabeza solo puedo recordarte algo que vimos en diseño (vade retro) que es el concepto de intersubjetividad, que me parece bastante cierto y pertinente
si yo soy un yo, lo soy porque lo soy para un otro.
despues vuelvo a comentar mas en extenso (o no)

Diana dijo...

... sólo lo soy porque existe un otro... diría que no para un otro, sino por un otro. Es cierto chicos, nunca estamos solos. Pero de lo que hablo acá es de esa elección que puede ser la soledad como compañera. Cuando la soledad es mi compañera significa que yo soy mi propia compañía. Entonces a partir de allí, estoy solo (osea sólo conmigo)por elección propia o por circunstancias que creo ajenas aunque siempre de alguna manera están determinadas por mi?. Y la respuesta sí que es enteramente subjetiva.

Anónimo dijo...

Cuando uno vive solo tiene rutinas y esas rutinas son una compañía, en tanto que una rutina sea verdaderamente una compañía para uno.
Yo vivo en una absoluta libertad, pero a veces es tal el esfuerzo que pienso (yendome al otro extremo): me gustaría ser una talibán.

Anónimo dijo...

Dorita!! me encanto tu comentario. Lástima no haber podido verte durante tus últimas visitas (¿Tendré que volver a Trelew?) En fin... si de intersubjetividad hablamos... creo que el tópico es demasiado árido para ser abordardo, por lo menos por mi, por lo menos a esta hora, en estas circunstancias...
Disfrutemos lo que nos toca vivir... simplemente eso!

pd: le estoy agarrando el gustito al blog...
Santi no te enojes! proximamente firmaré el tuyo

Anónimo dijo...

oscuridad y claros de luz.. una mezcla de segundos, momentos que uno no puede definir. hacerlos intelegibles.. los sentimientos? indescriptibles. innecesariamennte necesarios. el tema es la dependencia de un otro.. un mal que nos pesa. a mi también.. amar duele, y mucho. aunque pienso como el logo de coca-cola light: "la vida es como te la tomas"

Diana dijo...

Será que la soledad tiene un plus en el silencio? es más real entonces?
Para que una cosa duela antes debe acariciar, al menos su idea o su objeto. Y el dolor y el calor... no hacen sino hacernos sentir vivos.

Quién sos anónimo?